Como elegir unas botas para el campo, senderismo, la montaña o el Camino de Santiago

El calzado es clave para nuestras salidas al campo, por lo que os vamos a contar nuestra experiencia.

En el mercado hay una gran variedad de calzado para disfrutar de la naturaleza, adaptados para todo tipo de usos, desde la alta montaña hasta para el Camino de Santiago, ¿Cuál elegir?

IMG_7120Antes de comprar debemos tener claro el uso que le vamos a dar:

  • Paseo y senderismo por caminos rurales. Puede ser un calzado ligero, de caña media ó baja y flexible. Será cómodo y a la vez ligero.
  • Senderismo por caminos de montaña. Botas de media caña, más rígidas y pesadas que las anteriores. Nos protegen el pie de piedras, torceduras, barro y agua.
  • Media montaña. Para poder andar cómodamente entre pedrizas y, ocasionamente, entre terrenos nevados, serán botas más rígidas que las anteriores.
  • Montaña. Son botas más pesadas, con caña más alta, con un forro exterior y una suela gruesa que nos aísla del frío y permite el uso de crampones.

Características en qué fijarnos:

La horma. Es el diseño interior del calzado. Algunas marcas diseñan calzado específicamente adaptado al pié de la mujer o del hombre.

Suela. Tiene que ser buena para conseguir el máximo agarre y protegernos del terreno.

¡Ten mucho ojo! para no llevarte una sorpresa y darte cuenta demasiado tarde de que tus nuevas botas no agarran lo suficiente, puede pasar. No basta con que la bota sea de una marca conocida o que la suela sea de la casa Vibram, pues en todos lados hay suelas que no agarran lo suficiente. Una suela demasiado dura tiende a resbalar en determinadas condiciones, como por ejemplo en rocas húmedas o con hojas, lo que puede ser peligroso.

Por ello, en la tienda compararemos el agarre de varias suelas. Una primera percepción la tendremos rozando la mano fuertemente sobre la suela. A continuación frotaremos la suela sobre una superficie dura (piedra, madera, metal, plástico) y nos daremos cuenta de cual agarra más. Por último nos las probamos y comprobamos el agarre.

Media suela. Es importante fijarnos en la media suela, entre la plantilla y la suela, pues además de aislarnos del frío debe incorporar algún sistema de amortiguación de la pisada. Nos hará más placentera la marcha y reduciremos el riesgo de lesiones.

La caña. Es importante que las botas protejan el tobillo, pero para un uso suave no necesitamos que sea de caña alta. También debes tener en cuenta que la caña contribuye a mantener los calcetines secos cuando camines por terrenos húmedos o nevados, pero por el contrario te dará más calor en verano.

El forro exterior.  Hay una gran diversidad de forros en el mercado. Hay botas completamente de cuero, otras de material técnico y lo más frecuente es una mezcla de ambos materiales.

Para los terrenos más difíciles el forro tiene que ser más duro, lo que nos aportará más protección y aislamiento.

Para senderismo y media montaña hay botas muy buenas que mezclan cuero con material sintético de cordura.

Si vas a caminar en verano sobre terrenos con espiguillas, se te pueden clavar por centenares en las superficies de material técnico, sobre todo en el empeine. Luego será muy difícil eliminarlas e incluso pueden llegar a deteriorar la membrana impermeable.

La puntera. Muchas botas tienen una puntera de caucho, a modo de prolongación de la suela sobre el forro exterior. Es una buena protección contra pequeños golpes y la humedad, pero si no está bien pegada se puede desprender de la capa inferior, por lo que muchas marcas lo llevan cosido.

Impermeabilidad. En nuestra opinión es importante que las botas de campo sean impermeables, pues nunca sabes cuándo lloverá. Esto se consigue con una membrana que es impermeable y transpirable a la vez. La más extendida es Goretex, que es una buena marca, pero algunos fabricantes de botas han desarrollado su propia membrana, como Dry-Line (Boreal), Novadry (Decathlon) o Hydro-Seal (North Face).

Pero la impermeabilidad de la bota no solo depende de esta membrana, si no también del proceso de fabricación. Por ello podemos comprar una bota y llevarnos el disgusto de que pierda la impermeabilidad a los tres meses o, por el contrario, que nos dure toda la vida.

Cómo probarnos las botas

Bueno, ya os hemos dado algunas pistas para elegir las botas, pero lo más importantes es probárnoslas con atención, pues cada uno tiene un tipo de pie y lo fundamental es que nos sintamos cómodos con ellas.

Para saber si es nuestro número tenemos que probarlas con el tipo de calcetín que vayamos a utilizar. Abrimos bien la bota, introducimos el pié y lo deslizamos hacia delante hasta tocar con el dedo gordo en la punta. En esta posición debe caber un dedo entre la bota y el talón. Este espacio es fundamental para permitir un cierto movimiento del pié dentro de la bota. El pié no debe ir aprisionado por los lados ni demasiado suelto.

Lo mejor es probarnos varias botas y probar con distintos números, pues a veces medio número más puede ser suficiente para encontrar la bota ideal.

¿Como cuidar las botas?

Para secar las botas nunca las pongas cerca de una fuente de calor, pues se podrían alterar los materiales y despegar algunas partes. Lo mejor es dejarlas en un lugar seco y ventilado. Si se nos ha mojado el interior, lo mejor es abrir la bota, extraer la plantilla e introducir papel de periódico. Cambiaremos el papel según vaya absorbiendo la humedad.

Antes de utilizar las botas en clima húmedo es recomendable aplicar un producto hidrofugante, que viene en formato de spray.

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